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Sí, estoy divagando. No me lo tengan en cuenta

Escribiendo para Lorzagirl
Además de en mis blogs propios o grupales a veces escribo cosas para otra gente. El texto que viene a continuación lo escribí el pasado verano para una de mis niñas favoritas: Lorzagirl

-Oye, Eme.
-Dime, Lorz.
-¿Por qué no me escribes un post para mi blog?
-¿Y por qué tendría que hacerlo?
-Jo, yo te escribí un post.
-No me escribiste un post a mí, lo escribiste para mis lectores.
-¿Cuela como regalo de aniversario del blog?
-¿Eso quiere decir que lo tendría que escribir mañana como muy tarde?
-Y que sea largo, nada de dos líneas y una imagen como sueles hacer tú.
-Sigh.

Buenos días, me llamo Eme A. Tal vez me recuerden de otros blogs como ADLO! Novelti Librari o Cosas de Frikis. Me encuentro hoy ante ustedes con el objeto de dar a conocer mis experiencias con este ente, Lorzagirl, y de la red de mentiras y manipulación que ha tejido a su alrededor.

Consiguió engañarme ya en nuestro primer encuentro en la red: Lorzagirl (si es que ése es su verdadero nombre) entró a mi blog fingiendo ser una indefensa y desorientada chiquilla que había llegado por casualidad a ADLO! cuando la realidad era (como descubrí más tarde, leyendo sus archivos) que llevaba meses espiándome en secreto, esperando el momento oportuno para dar su golpe. En la incursión de la que estoy hablando dejó un enlace-trampa que me hizo caer en su blog, de tal forma que no tuve más remedio que leermelo entero de una sentada.

A partir de entonces no podía parar, tenía que volver a por mi dosis diaria de Lorzagirl. ¿Quién podía resistirse a esos divertidos relatos de maltrato de ancianas? ¿A esas promesas de fotos de pechos? ¿A esos anuncios solicitando intercambio de fluidos? Con la perspectiva que da el tiempo me doy cuenta de que nada de lo anterior pudo haber salido de la cabeza de esta muchacha, sus ingeniosos trocitos de vida cotidiana seguramente serían fruto de la labor de un talentoso negro o (peor aún) algún plagio/adaptación del weblog de alguna desdichada cajera de supermercado londinense. Pero yo no lo sabía cuando, deslumbrado por el más acertado análisis de V de Vendetta que he leído jamás, cometí el error de mi vida: le dije que se casara conmigo.

No tardé en darme cuenta de mi error: se trataba de una mujer entrada en años, poseedora de un físico discreto (siendo generosos) y sin un mal novio que echarse a la boca; es decir, desesperada. Así que no tardó en presentarse en un acto cultural al que sabía que yo asistiría, vestida de novia (¡con ramo y todo!) y llamándome a gritos. Afortunadamente en eventos multitudinarios me gusta sentarme al lado de la salida de emergencia, así que pude escapar vivo (y soltero) de aquel lugar.

Este fracaso volvió mucho más cuidadosa a la titular de este weblog, y conchabada con sus dos esbirros (a los que se refiere como Hermano Mediano y Hermano Pequeño; también dudo que sean sus nombres auténticos, pero no lo he investigado en profundidad) inventó una serie de excusas que hicieron que me volviera a confiar: que el traje de novia era solo un disfraz de Kill Bill, que ella tenía novio otra vez y era muy muy feliz, que me quería solo por mi cerebro... así que quedamos a tomar un chocolate. En un lugar público. Muy público. ¡Con cuanta más gente mejor! Ese día descubrí con horror una de las razones que le habían llevado a acosarme e intentar derribarme durante varios meses: éramos vecinos, y le venía bien tener conocidos en el barrio en cuya casa refugiarse en caso de que la policía apareciera para investigar la desaparición de aquellas cinco ancianitas, clientas del mismo supermercado (entonces eran cinco, el número ya ha subido a siete).

Ha pasado más de medio año desde la primera vez que leí su maldito nombre, y esta... cosa (a falta de una palabra mejor) se ha incrustado en mi vida de tal forma que veo cada vez más difícil deshacerme de ella. Creo que acabaré necesitando ayuda profesional, un fumigador de jardines o directamente Control de Plagas... pero no inmediatamente. El caso es que estoy desarrollando un cierto síndrome de Estocolmo hacia ella (al menos estoy casi seguro de que es de género femenino). Y además, en verano tampoco hay nada interesante en la tele. Puedo aguantar unos mesecitos más teniendola en mi vida. O añitos. O, como suele decirse, hasta que las mudanzas nos separen.

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